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Supresión y Reajuste.

La polémica de la Virgen de la Luz

Esta devoción tuvo su origen en Sicilia, Italia (ca. 1717-1722). Nació del proyecto del jesuita Antonio Genovesi de contar con una imagen de la Virgen María para combatir la idolatría en la isla italiana y que llevara a la reconversión de los infieles. Con tal fin, solicitó la ayuda de una beata que era favorecida con la visita de la Virgen para que le hiciera saber esta pretensión. Una mañana ante la sierva de Dios se apareció María, de semblante amable y radiante, cargando con un brazo al Niño Dios quien recibía corazones, que en un azafate le eran entregados por un ángel arrodillado; con el brazo opuesto la Virgen estaba sacando un alma pecadora de las fauces del Leviatán.

Dando el padre Genovesi su aprobación al propósito, pidió que fuera pintada de esa forma e invocada bajo el título de Madre Santísima de la Luz. Ante la realización de una primera pintura fallida, debido a que la vidente sólo dio una descripción al artista, fue necesario un segundo intento, en el que la Virgen se apareciera de nueva cuenta, mientras la beata trasmitía la imagen que se estaba revelando ante sus ojos. Además, la madre de Dios se encargó de ir guiando la mano del pintor al tiempo que ejecutaba la obra. Terminada la pintura la bendijo en señal de beneplácito y aprobación.

Este lienzo fue de gran trascendencia para el mundo novohispano, puesto que en 1732 fue llevado a la Villa de León, hoy León Guanajuato, para ser resguardado en la iglesia del antiguo colegio jesuita de esta localidad. Pronto la imagen fue difundida y apreciada en toda Nueva España, la ciudad de Puebla no fue ajena a esta devoción, colocándose sus pinturas en más de una iglesia, además de alcanzar masiva circulación los impresos referentes a esta advocación mariana. No obstante, llegó el momento en que la imagen empezó a ser vista con suspicacia por las autoridades eclesiásticas, por considerar que incitaba a relajar la conducta del feligrés, otorgando facultades a la Virgen que no le eran propias.

Esta idea cobró mayor fuerza tras la expulsión en 1767 de la Compañía de Jesús en la Nueva España y la clara postura anti-jesuita que se mostró durante la celebración del IV Concilio Provincial Mexicano en 1771. En dicho congreso de obispos se señaló la necesidad imperante de borrar cualquier vestigio cultural e ideológico de los hijos de San Ignacio. Al regreso de este sínodo, el obispo poblano Francisco Fabián y Fuero ordenó en su diócesis la alteración de los lienzos y grabados, mandando suprimir el Leviatán y acercando la representación de la Virgen a la manera de la Inmaculada Concepción. Invariablemente, estas disposiciones fueron acatadas dando como producto lienzos y estampas con una gran variedad de transformaciones.  Durante el s. XIX, paulatinamente la iconografía original se restableció, sin que para ello existiera una legislación que guiara las representaciones, lo que ocasionó que hubiera tanto imágenes alteradas como aquellas con la iconografía original. Supresión y reajuste. La polémica de la Virgen de la Luz nos lleva por los caminos de estas alteraciones iconográficas en la Puebla del s. XVIII y XIX, vistos a través del acervo del Museo de Arte Religioso de Santa Mónica.

En el centro de la exposición se ubica el libro que favoreció primero la propagación de la historia del origen de la imagen y luego su devoción. De acuerdo a su proximidad iconográfica se distribuyen las obras restantes a su alrededor.

Curador

  • Juan Manuel Blanco Sosa

Composición de la exhibición

Galería de la exhibición

RESUMEN

No. de piezas expuestas

Pinturas

Libros impresos

Objetos

8

4

4

0

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