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Última Exclaustración

A partir de 1857 tras la promulgación de las Leyes de Reforma, que intentaban restar poder a la Iglesia, con leyes como la de desamortización de los bienes civiles y eclesiásticos, la ley de nacionalización de los bienes de la Iglesia, el decreto de exclaustración de monjas y frailes, etcétera. Así como los constantes cambios de gobierno entre liberales y conservadores, llevaron a las religiosas a sufrir continuas exclaustraciones que las obligaron, ya para el siglo XX, a vivir de manera discreta e “ilegal”, ocultas tras los muros de sus conventos.

Tal es el caso del convento de Santa Mónica, este inmueble se mantuvo activo hasta el año de 1934 cuando por una denuncia de un anticuario a las autoridades, un agente policiaco retirado, Valente Quintana proveniente de la ciudad de México y que comandaba oficiales de la policía, descubre el convento poniendo fin a casi 250 años de su existencia, siendo éste monasterio uno de los últimos en ser exclaustrados. Como resultado de esto las religiosas se vieron obligadas a vivir escondidas en casas particulares hasta que pudieron adquirir una nueva propiedad.

Museo de Arte Religioso

'Ex Convento de Santa Mónica'

Después de esta última exclaustración, el inmueble fue puesto al resguardo de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y de la Dirección de Bienes Nacionales de Puebla, ya que en ese tiempo era a dicha secretaría a quien correspondía por ley la salvaguarda del patrimonio artístico e histórico, se decide convertir este espacio en un depósito en el cual se concentraran y resguardaran los bienes materiales decomisados a varias instituciones religiosas, la mayor parte de estos objetos provenientes de cuatro conventos femeninos: el convento de Santa Catalina de Siena de monjas dominicas calzadas, el convento de Santa Ana y San Joaquín de monjas capuchinas descalzas, el convento de Nuestra Señora de la Soledad de monjas carmelitas descalzas, y del propio convento de Santa Mónica.

El Museo de arte Religioso Ex Convento de Santa Mónica reabrió sus puertas en diciembre del 2011; tras una profunda y cuidadosa restauración del edificio y de gran parte de su acervo.

Y es en 1935 cuando deciden convertirlo en el primer Museo de Arte Religioso de la República Mexicana, también es en este año cuando por decreto presidencial se acuerda que sea la Secretaria Educación Pública quien se haga cargo de dicho inmueble, sin embargo por diversas circunstancias es hasta 1940 cuando esto sucede, y es a través de ésta dependencia que el Museo pasa a la jurisdicción del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), creado con tan solo un año de diferencia.​

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