Antecedentes
Hacia 1606, Don Julián López observó que había un número considerable de mujeres españolas casadas que, por diferente circunstancias, estaban solas. Por ello decidió establecer -con ayuda del chantre de la catedral poblana, Francisco Reynoso- un albergue que protegiera su integridad física y moral. Se construye el edificio y una iglesia, a la que se le da el nombre de Santa María Magdalena.
Años después, los fondos para el mantenimiento de esta fundación se agotaron, llevando a sus habitantes a abandonar el sitio. Tras su abandono, el edificio fue utilizado para la reclusión forzosa de prostitutas cuya presencia incomodaba a la sociedad. Dicha iniciativa tampoco prosperó, debido a que el inmueble terminó siendo un prostíbulo.
Se cuenta que parte del inmueble fue derribado y reeconstruido para establecer el Colegio, quitándole el título de Santa María Magdalena y otorgándole el nombre de Santa Mónica. El cuál, el libro Esclarecido solar de las religiosas reformadas de nuestro padre san Agustín, y vidas de las insignes hijas de sus conventos, narra que se echó a suerte el nombre que habría de llevar el convento, saliendo tres veces el de Santa Mónica.
A pesar de las acciones que el gobierno toma para detener esta situación, la problemática va en aumento hasta la llegada del obispo Manuel Fernández de Santa Cruz (±1676-1699); quién desde el inicio de su obispado había determinado devolverle al inmueble la intención inicial de sus fundadores. Por ello, decide en 1682, el traslado de las mujeres "perdidas" a otra casa en la misma calle y en su lugar, fundar un colegio de doncellas con puerta abierta para el recibimiento de viudas.
“... le pareció conveniente, para que no quedase, ni memoria de lo que había sido aquel desgraciado sitio, quitarle el título de Santa María Magdalena, y darle otro. Hallóse perplejo acerca de cuál sería más a propósito; y para asegurar el acierto que deseaba, mandó se echasen suertes: ejecutaronlo así; y salió la primera nuestra Gloriosísima Madre Santa Mónica: y pareciéndole a su Ilustrísima, que no era este título el que mejor le cuadraba, por tenerle el número grande de Conventos de Monjas, que hay en el distrito de la Ciudad, opuesto a nueva Fundación de Conventos de Religiosas, se volvieron a echar suertes...”
Manuel Fernández de Santa Cruz. Juan Tinoco (atribuido). Siglo XVII
Museo de Arte Religioso Ex Convento de Santa Mónica.
Fundación
Pronto el colegio gozó de prestigio y más doncellas ingresaron en el; Ignacio Asenxo, limosnero mayor de la catedral y fray Miguel de Consuegra, prior del monasterio de San Agustín, sugirieron al obispo Fernández de la Cruz convertir el colegio en convento.
Inspirado en las madres agustinas recoletas de Palencia y Valladolid, el obispo estableció el convento bajo esta regla.
En 1686, Carlos II, Rey de España; expide la cédula que da licencia para erigir el convento de Santa Mónica. Y el 12 de diciembre de 1687, la bula papal emitida por Inocencio XI; concedía la aprobación para la fundación del mismo.
El 24 de mayo de 1688, el obispo Fernández de Santa Cruz dio profesión a 24 colegialas, mismas que llevaban poco más o menos tres años guardando clausura y observando casi todas las disposiciones de la regla y que fueron lo bastante instruidas en todo lo que pertenece a la obligación religiosa.