Sagrado Corazón
El origen de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús es antiguo, aunque es hasta finales del siglo XIX que adquiere una amplia aceptación y propagación en el mundo católico, Margarita María de Alacoque (1647-1690), monja del convento de las Visitadoras de Paray-le-Monial en Francia, en 1673 tiene una serie de visiones de Cristo mostrándole su corazón, quién le confesa: "Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres [...] que no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones", y le solicita, "que el primer viernes después de la Octava del Corpus sea consagrada una fiesta particular para honrar su Corazón, con el fin de desagraviarle de todos los ultrajes, prometiéndole que éste se deleitará, derramando con abundancia todas las influencias de su divino amor sobre aquellos que aquel día comulguen y le rindan este obsequio". Estos hechos pueden considerarse como el genuino punto de partida de un movimiento que fue consagrado formalmente en 1685.
En el siglo XVIII en la Nueva España, las congregaciones dedicadas al Corazón de Jesús y las múltiples publicaciones sobre este tema, que incluían hermosas imágenes didácticas, sirvieron para propagar su veneración. Muchos fueron los altares erigidos al Sagrado Corazón, así como los sermones que exaltaba su excelencia.
En los años centrales del siglo XIX la devoción fue promovida de manera entusiasta por Pío IX, quién recibiría por ello el sobrenombre el "Papa del Sagrado Corazón". Él instituyó en 1856 la celebración festiva del Sagrado Corazón de Jesús en la Iglesia Universal y en 1875 promulgó la consagración definitiva de la Iglesia al Sacratísimo Corazón. En 1899, León XIII proclamó a través de la encíclica Annum Sacrum la consagración del mundo al Sagrado Corazón de Jesús. De manera que cuando casi estaba por finalizar el siglo XIX, ya estaban colocadas las bases de lo que sería el culto al Sagrado Corazón para tiempos futuros.
La primera representación formal de la devoción es la que Margarita María Alacoque hace basada en sus visiones. El Sagrado Corazón debería encontrarse rodeado de llamas, con los instrumentos de la Pasión y una ancha llaga, coronado de espinas y dominado por la cruz, su forma debería ser humana y no figurada. En 1767, el italiano Pompeo Batoni, realizó una pintura con Cristo de medio cuerpo, portando en su mano izquierda un corazón en llamas y sobre éste una pequeña cruz y rodeado por una corona de espinas. En 1780 Batoni realiza una nueva representación en la que el corazón aparece aislado, separado del cuerpo de Cristo, emanando luz sobre el mundo que está a sus pies, imagen que posteriormente fue prohibida.
La necesidad de contar con una imagen que ocupara un lugar prominente en los templos y espacios públicos dio origen a un nuevo modelo, será el de Cristo con el corazón inflamado aplicado sobre el pecho y con los brazos abiertos, basado en la escultura del danés Alberto Thorvaldsen de 1825.
Curador
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Juan Carlos Maceda Gómez
Composición de la exhibición
Galería de la exhibición
RESUMEN
No. de piezas expuestas
Pinturas
Libros impresos
Objetos
8
4
4
0