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María Reina

La doctrina de la Realeza de la Virgen María y la institución de su fiesta fue defendida y fundada por el Papa Pío XII, en la encíclica Ad Caeli Reginam (A la Reina del Cielo). Esta carta dicta que María debe ser llamada Reina, sí por su divina maternidad de Jesús, pero sobre todo porque Dios ha querido que ella tenga un papel excepcional en la obra de la salvación de la humanidad.

A pesar de la tardía fundación de la fiesta de María Reina, apenas en 1954, desde épocas anteriores al cristianismo diversas culturas ya habían proclamado la realeza de distintas divinidades femeninas. Ejemplo de ese reflejo que busca comprender la realidad celestial en el mundo terrenal son: Hera "Reina de los dioses" en Grecia, Diana "Reina de los cielos" en Roma y Astarté "Reina del cielo" en Babilonia. De igual manera la comparación entre la cualidad soberana de María y la condición real de estas deidades se ha hecho desde siglos atrás, prueba de ello es el sermón Corona gloriosa de la Madre de Dios... de Joseph de Grandes (1728) que equipara el título real de la Virgen con el de "Reina de los cielos" que ostentaba la diosa Diana.

Las bases utilizadas de este sermón para fundamentar la imagen de la Virgen María como Reina son los libros bíblico el Cantar de los Cantares y el Apocalípsis. En ellos se describen dos figuras femeninas que portan tipos distintos de coronas. La del Cantar lleva un nimbo hecho de "monstruosas fieras como leones y pardos" y la del Apocalípsis se forma de "refulgentes estrellas". La diferencia entre ambas, de acuerdo a San Bernardo, se debe a que la corona de María está adornada por pecadores simbolizados como fieras, que por arrepentirse se transforman en brillantes estrellas o piedras preciosas.

El 22 de agosto es el día de María Reina, no obstante las celebraciones más importantes en torno a la Coronación de la Virgen se realizan en el mes de mayo, rezando diariamente un rosario y finalizando este tiempo con la coronación de la imagen. La iconografía de la Coronación de la Virgen ha presentado variaciones en el tiempo, que van elevando su grado de jerarquía. La primera representación ubicada en Notre Dame de Senlis (siglo XI) es Cristo quién le otorga la corona, en posteriores imágenes será un ángel quién le coloca el atributo, y finalmente (en el siglo XVI) es la Trinidad -divinidad más poderosa- quién le corona.

Esta exposición presenta distintas advocaciones de la Virgen, sea en escenas siendo coronada o ya portando la corona, señales indistintas de su soberanía. Los aspectos que aborda son: coronación celeste y espiritual, coronación terrenal e iglesia militante, corona frustrada de la Reina de la Nueva España, y armas reales para la soberana del cielo.

Curador

  • Alejandro Andrade Campos

Composición de la exhibición

Galería de la exhibición

RESUMEN

No. de piezas expuestas

Pinturas

Libros impresos

Objetos

8

4

4

0

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