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Despensa

En esta habitación, contigua la cocina, las religiosas guardaban las reservas de alimentos: provisiones de frutas, verduras, aceite, granos, miel y chocolate. Cuidaron que este espacio estuviera libre de la humedad, con paredes estucadas o cubiertas con yeso para eliminar rendijas y grietas donde pudieran alojarse roedores o insectos. Para conservar los alimentos, las monjas utilizaron salmueras, almíbares, vinagretas, escabeches, cajetas y ates.

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