Biblioteca
La priora designaba a una religiosa como responsable de la biblioteca que, además de mantener los libros limpios y ordenados, se encargaba de prestarlos. Las monjas solicitaban libros para consultarlos en privado, ya bien en el patio o en su celda. Esta biblioteca tiene ejemplares de coro y música, cantos populares para festejos de la Virgen y otros santos; libros de instrucción religiosa y vida moral; catecismos y novenarios. También hay sermonarios, poesía religiosa y devocional.
Algunos de estos libros fueron traídos del Viejo Mundo y otros impresos en la Nueva España, y los ejemplares van desde el siglo XVII hasta el XX. El convento compraba y también recibía donaciones, por lo que algunos de ellos tienen dedicatorias de padres, madres, sobrinos u obispos y prelados que regalaban libros y folletos a las profesas. Aunque no podían ser propietarias de objetos, algunos libros tienen una leyenda manuscrita que indica que eran del uso particular de una religiosa “con permiso de su priora”